Cuidar y ser cuidados


Ayer una persona muy bonita me dijo que lo importante no es terminar sino completar. Yo esta semana he completado un circulo que cierra mi etapa como cuidadora de Loli. Ese ha sido mi trabajo durante un año, CUIDAR de ella y puede que en parte o de alguna manera indirecta de su familia también.

Mi trabajo ha finalizado porque Loli nos ha dejado y aunque triste y algo confusa, me alegro que ella pueda descansar por fin y completar
en su caso, su viaje en esta vida.

Cuidar no es tarea fácil y más si se cuida de alguien en la última fase de su vida, con demencia y enfermedad. Cuando conocí a Loli mi mundo lógico cambió radicalmente. Ni el lenguaje que conozco funcionaba, ni mi manera normal de comunicarme con cualquier otra persona era válida para tratar con ella. Loli podía gritarme y besarme, pegarme y abrazarme, reír y llorar en cuestión de segundos. No aguantaba sentada ni 10 minutos y cuando se desplazaba de un sitio a otro lo hacia sin ningún objetivo, o al menos uno que yo conociera. Ella hablaba un idioma que yo no entendía. Salíamos a pasear y a veces chillaba, otras susurraba muy bajito, a veces caminaba muy deprisa y otras muy despacio. Y así aprendí que la vida era totalmente incierta con ella.

Hace 4 meses Loli empezó a apagarse y dejó de caminar sin rumbo, de hablar y de ser igual de enérgica que antes. Pasó de recorrerse todas las habitaciones de la casa a no moverse. Debido a su inmovilidad ahora era necesario trasladarla de un sitio a otro, darle de comer, ya que ella no era capaz de hacerlo por si sola, y así muchas cosas más... Debido a la falta de actividad empezaron los problemas y los hospitales, y de ahí no regresamos a casa.

Yo cuando empecé a trabajar con Loli no podía entender nada. Con el tiempo fui adaptándome a otro lenguaje y otra manera de relacionarme con alguien, tan distinta, tan diferente, tan extraña...
He experimentado muchas emociones diferentes a lo largo de este año, algunas de ellas se corresponden con las fases del duelo: tristeza, ira, negociación, negación y aceptación.

Ser cuidador te enfrenta con la muerte de manera muy directa, cada día la percibes, la hueles, la oyes, la ves, la palpas en la otra persona. Ser cuidador te enfrenta con tu propia muerte. Quién cuidará de mi, cómo moriré, pasaré yo por ésto, perderé mi identidad, me dolerá, será rápido o lento, por qué pasan estas cosas en la vida, qué sentido tiene vivir así????....Hay días que es muy difícil de soportar y otros donde sabes que estás haciendo algo grandioso.

No todo el mundo podría cuidar. Parece un trabajo muy básico, para lo que no se necesitan estudios ni títulos, destinado a ser hecho tradicionalmente por las mujeres mayores a las que comúnmente la vida les ha asignado ese papel. Pues bien, ni todo el que cuida es mujer, ni cumple un cierto patrón estereotipado de tener más de 50 años y no tener estudios.
Soy muy consciente de que la sociedad en general no reconoce este tipo de trabajos, ni siquiera suele haber un contrato laboral que los regule porque la mayoría de familias no se lo pueden permitir y digamos que cae en el saco roto de "trabajos para gente no cualificada". Pues desde mi experiencia, se necesita saber mucho para cuidar desde el contacto y el afecto, desde la enfermedad y el final de la vida y tengo claro que "no todo el mundo" sería capaz de hacerlo.
Cuidar es trabajar piel con piel, tratar con la mierda que genera la vida, y todo lo cotidiano e íntimo, ya sea bonito o feo; cuidar es lidiar con lo asqueroso y sucio del ser humano y de lo que nadie se atreve a hablar. Cuidar es la realidad de la vida.

Solía preguntar cómo era Loli antes de su enfermedad y me gusta recordarla así... una mujer muy fuerte, activa, luchadora y alegre. Le gustaba mucho bailar y creo que cocinaba como los ángeles.

Cuídate Lola allá donde estés.

Comentarios