El amor que nutre






El concepto de amor es ampliamente utilizado y explotado en todos los ámbitos de la vida: amor romántico, amor pasional, amor ciego, amor de madre, etc.…lo que hace difícil ofrecer una definición clara y concisa de un fenómeno, en efecto, tan complejo, multifactorial y esencial en la vida.

El amor es un fenómeno relacional complejo y subjetivo, que conlleva elementos Cognitivos, Emocionales y Conductuales. Por tanto, amar implica un Pensar, un Sentir y un Hacer. Además, supone que como fenómeno relacional dirigido a una persona objeto del amor, debe ser percibido por ésta como tal, de no ser así, poco importa que uno asegure amar con todas sus fuerzas. Para añadir más complejidad, es necesario que se manifieste en todos sus componentes, ya que una interferencia parcial en alguno de ellos, anula la efectividad del conjunto.

A la conciencia de ser complejamente amado se le llama Nutrición Relacional.
Este proceso es la base de la construcción de la personalidad y contribuye a los procesos madurativos de la psique a lo largo de toda la vida. Diferentes bloqueos parciales en alguno de sus tres componentes (cognitivo, emocional y pragmático) pueden llevar a alteraciones de la personalidad y a trastornos psicopatológicos diversos.

Dos de los componentes cognitivos del amor, esenciales en la nutrición exitosa son el reconocimiento y la valoración.

Reconocer al otro supone verlo, percibir sus necesidades, y aceptar su existencia. A simple vista parece obvio, pero no lo es, ya que cuando aceptamos la existencia del otro, limitamos en cierto modo la propia.
Cuando hay falta de reconocimiento como pauta continua relacional se produce la desconfirmación, que supone la percepción de la no existencia del otro.

Valorar al otro es apreciar sus cualidades, aunque sean diferentes de las propias, al igual que con el reconocimiento, aceptar el valor del otro también pone en peligro el valor propio, por lo que estos fenómenos no están exentos de dificultades. La falta de valoración lleva a la descalificación: sí te reconozco pero te rechazo.

Los componentes emocionales del amor son el Cariño y la Ternura. Abarcan sentimientos de entrega y disponibilidad para el otro, por quien hasta en situaciones extremas se daría la propia vida. El bloqueo de estos elementos se expresa mediante la irritación y el hipercriticismo. La ternura y el cariño son componentes vulnerables a corto plazo pero resistentes en el largo plazo, se afectan fácilmente , pero no les cuesta recuperarse.

Por último y no menos importante, dentro del área conductual tenemos la dimensión de la Sociabilización. Ésta supone el compromiso de los padres por garantizar la viabilidad social de los hijos. Se compone de protección y normatividad. Mediante la Protección los padres defienden a sus hijos frente a las posibles agresiones del entorno social y a través de la Normatividad tratan que  sus hijos a la vez respeten y cuiden de ésta. Si protección y normatividad se dan por exceso o por defecto tienen efectos disfuncionales y patológicos.

Reconocimiento, Valoración, Cariño, Protección y Normatividad son los ingredientes necesarios para AMAR con mayúsculas y si se dan adecuadamente, creamos personas sanas.

¡Crecemos en el amor y enfermamos fuera de él!

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